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Monday, September 3, 2018

El imaginario social - Portal Libertario OACA

El imaginario social - Portal Libertario OACA:



Entendemos por imaginario social, término que se usa habitualmente en
las ciencias sociales, un concepto creado para designar las
representaciones sociales en sus instituciones. No pocas veces, puede
considerarse a este concepto con el mismo significado de mentalidad,
cosmovisión, conciencia colectiva o ideología. Para Cornelius
Castoriadis, autor que se considera que ha dado un significado moderno
al concepto que nos ocupa, las instituciones sociales y la posibilidad
de transformación no se explican únicamente por causas materiales (tal y
como sostienen los marxistas más deterministas), sino que tiene un
papel importante el imaginario social.



Toda sociedad existe según un doble modo: el modo de "lo instituido",
una serie de instituciones con un cierto grado de estabilización, y el
modo de "lo instituyente", que viene a ser la dinámica que lleva a la
transformación social.


Para Castoriadis, existe una institución imaginaria de la sociedad, que estaría formada por tres términos:


-Institución: es decir, la sociedad no es natural, sino obra de la
acción humana; la acción del ser humano está marcada por un propósito y
mediatizada por un sistema simbólico, por lo que se trata de un proyecto
irreducible al comportamiento animal y tampoco a simples causas (para
comprender el proyecto social, hay que hablar más de razones que de
causas).




-Imaginario: cuando decimos que dicha institución es imaginaria
significa, en primer lugar, que se trata de un fenómeno del espíritu y,
en segundo lugar, que las significaciones y valores que condicionan la
sociedad son inventadas por los seres humanos; debe ser puestas, por
ello, en relación con una capacidad de creación (por lo tanto, las
significaciones sociales no son naturales y tampoco enteramente
racionales).




-Sociedad/socia: cuando decimos que el imaginario es social significa
que los fenómenos que lo constituyen no son reducibles a lo síquico e
individual; la institución de la sociedad no es obra de ningún individuo
o grupo de ellos en particular, sino de un colectivo anónimo e
indivisible, que trasciende a las personas y se impone a ellas; este
imaginario social provee a la sique de significaciones y valores, y a
los individuos les da los medios para comunicarse y las formas de
cooperación.




Así, para Castoriadis una sociedad es un conjunto de significaciones
imaginarias sociales encarnadas en instituciones a las que animan.


Castoriadis concibe los fenómenos sociales e históricos partiendo del
espíritu humano, lo que le aparta de toda interpretación naturalista o
materialista. Las significaciones imaginarias serían constitutivas del
ser mismo de la sociedad y de la historia; un espíritu objetivo, en
palabras de Hegel. Pero Castoriadis realiza una propuesta original de
ese espíritu objetivo al introducir la noción de imaginario; las
manifestaciones sociales e históricas quedarían agrupadas bajo la
expresión de imaginario social. Así, la potencia creadora de las
sociedades descansaría, no solo en individuos excepcionalmente dotados,
sino en las plenas realidades culturales e históricas. La imaginación no
es meramente reproductora o superficialmente fantasiosa (por lo que
sería una imaginación secundaria), sino que también existe una profunda y
creativa (el imaginario radical). Por otro lado, frente a una visión
excesivamente intelectual y estática, las significaciones sociales
tienen un notable valor afectivo e intencional; de esta manera, el
imaginario social no supone solo una visión del mundo, ya que se
caracteriza por un impulso vinculado a una expectativa y a una
intención, así como por una tonalidad afectiva dominante.




Con frecuencia, se condena desde la filosofía la imaginación haciendo
de ella la fuente de todo error e ilusión. Sin embargo, tal y como la
concibe Castoriadis, la imaginación no se enfrenta a lo real y se le
otorga un papel constructivo y positivo; para este autor, el imaginario
es el propio elemento en el cual y por el cual se despliega lo social e
histórico. La realidad humana no estaría nunca determinada, sino que
tendría dos dimensiones; una racional y otra imaginaria. El sentido
ontológico de Castoriadis descansa, obviamente, sobre una precedencia de
lo social frente a lo individual, pero dando entrada a la existencia de
la autonomía individual; otro gran valor de la visión de este autor es
su negación de todo reduccionismo, dejando lugar para la pluralidad
social y la diversidad de expresiones culturales.




De hecho, Castoriadis no promueve ejercitar la imaginación y sí el
llevar a la práctica la autonomía. El imaginario no es un concepto
político, sino teórico, surge espontáneamente del ámbito de lo
socio-histórico, antes de ser recuperado o pensado explícitamente como
acción creadora. Una idea fundamental del pensamiento político de
Castoriadis es que la práctica precede siempre a la teoría y los
proyectos políticos sólo se sostienen si recuperan y prolongan lo que ya
está germinando en la realidad efectiva. Dentro del proyecto de
autonomía, se trata de liberar la potencia del imaginario para
rentabilidar su capacidad creativa; una herencia kantiana en Castoriadis
es la idea de un doble juego, en el ámbito creativo de las formas
culturales, entre los resultados de la imaginación creadora y las reglas
de la razón.

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